El día 19 de febrero de este año, los miembros del Consejo de la
Facultad de Medicina fuimos sorprendidos por el homicidio de un ser humano, a
escasos metros de la entrada principal del Decanato de nuestra Facultad, adyacente al Ambulatorio
Docente Asistencial del HUC, zona de alto tránsito de pacientes, personal de
salud y estudiantes de pre y postgrado. Gran preocupación y consternación causo
en nosotros este acto, primero como integrantes de la Facultad de Medicina, luego
como habitantes de un país tan convulsionado por la inseguridad y por ultimo,
como personas. Pero continuamos la sesión del Consejo como si no hubiera pasado
nada, sin un pronunciamiento, y sin mostrar el temor normal que surge al
escuchar una ráfaga de disparos. Solo al concluir la sesión del Consejo, fuimos
verdaderamente conscientes de la situación.
Desde entonces, otros actos de violencia contra los miembros de
la comunidad universitaria han sido notorios, incluso reseñados por la prensa
nacional. los estudiantes han sido atacados por motorizados armados, las
instalaciones de la Universidad, Patrimonio Cultural de la Humanidad han sido
vandalizados.
¿Cuál fue la reacción de la UCV ante tales atrocidades? Algunos comunicados, tan solo la información
de que los hechos han sido denunciados ante las autoridades, en espera de
investigación.
Estos son solo ejemplos de la situación de violencia que se vive
hoy en día en nuestro país y en nuestra Universidad, victima consuetudinaria de
asaltos, hurtos, vandalismo, ataques contra las personas y contra el Patrimonio
de la Nación.
¿Hemos llegado al punto de acostumbrarnos a observar un
asesinato a nuestro lado y no asombrarnos? ¿A ver con normalidad los ataques a
nuestros miembros? ¿Quién defenderá la UCV sino nosotros, los que vivimos aquí?
¿Dónde más se deben discutir estos temas sino en el seno de nuestros Consejos
de Escuela, Facultad y Universitario?
Es nuestra obligación discutir los temas relacionados con la
pérdida de los valores en nuestra sociedad, con el cambio de nuestra manera de
pensar y de ser como venezolanos educados, honestos y amables, convirtiéndonos poco
a poca en seres con cierta indolencia, abusivos e indiferentes a lo que le sucede
a nuestros semejantes.
Debemos alzar la voz en contra de la violencia en nuestra Alma
Mater, así como en nuestro país, donde hace falta un movimiento de rescate de
la dignidad y del orgullo de nuestro gentilicio y que tienda a establecer una
situación de paz y concordia.
Es de suma importancia que se diseñen y apliquen programas de
seguridad, pero que no queden solo en papel, sino que los resultados sean
tangibles a corto, mediano y largo plazo. Que se redoblen los esfuerzos para la
construcción de una cultura de paz. Todos debemos colaborar en el rescate de
los valores y principios que rigen a las sociedades avanzadas, no dejarnos
vencer por el oscurantismo y el miedo.
Por ultimo, es nuestro objetivo primordial en la Universidad
educar a nuestros estudiantes, enseñarles no solamente ciencia y tecnología,
sino ciudadanía, moral, respeto por la vida y el rechazo contundente a la
violencia, sin importar de donde provenga.
En este sentido hemos decidido promover una Cultura de Paz,
donde por medio de procesos educativos la comunidad universitaria asumirá, dentro
de su quehacer cotidiano, un compromiso con el respeto a la vida, el rechazo a
la violencia, la generosidad, el entendimiento, la preservación ambiental y la
solidaridad.
Como actividad inicial de esta propuesta, invitamos a nuestra
comunidad a visitar el repositorio Cultura de la Paz (http://culturadepaz-fm.wikispaces.com/),
donde encontrará materiales y documentos básicos para conocer la estrategia y
como implementarla.
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