miércoles, 1 de mayo de 2013

Contra la violencia en la Universidad Central de Venezuela #UCV



El día 19 de febrero de este año, los miembros del Consejo de la Facultad de Medicina fuimos sorprendidos por el homicidio de un ser humano, a escasos metros de la entrada principal del Decanato de nuestra Facultad, adyacente al Ambulatorio Docente Asistencial del HUC, zona de alto tránsito de pacientes, personal de salud y estudiantes de pre y postgrado. Gran preocupación y consternación causo en nosotros este acto, primero como integrantes de la Facultad de Medicina, luego como habitantes de un país tan convulsionado por la inseguridad y por ultimo, como personas. Pero continuamos la sesión del Consejo como si no hubiera pasado nada, sin un pronunciamiento, y sin mostrar el temor normal que surge al escuchar una ráfaga de disparos. Solo al concluir la sesión del Consejo, fuimos verdaderamente conscientes de la situación.
Desde entonces, otros actos de violencia contra los miembros de la comunidad universitaria han sido notorios, incluso reseñados por la prensa nacional. los estudiantes han sido atacados por motorizados armados, las instalaciones de la Universidad, Patrimonio Cultural de la Humanidad han sido vandalizados.
¿Cuál fue la reacción de la UCV ante tales atrocidades?  Algunos comunicados, tan solo la información de que los hechos han sido denunciados ante las autoridades, en espera de investigación.
Estos son solo ejemplos de la situación de violencia que se vive hoy en día en nuestro país y en nuestra Universidad, victima consuetudinaria de asaltos, hurtos, vandalismo, ataques contra las personas y contra el Patrimonio de la Nación.
¿Hemos llegado al punto de acostumbrarnos a observar un asesinato a nuestro lado y no asombrarnos? ¿A ver con normalidad los ataques a nuestros miembros? ¿Quién defenderá la UCV sino nosotros, los que vivimos aquí? ¿Dónde más se deben discutir estos temas sino en el seno de nuestros Consejos de Escuela, Facultad y Universitario?
Es nuestra obligación discutir los temas relacionados con la pérdida de los valores en nuestra sociedad, con el cambio de nuestra manera de pensar y de ser como venezolanos educados, honestos y amables, convirtiéndonos poco a poca en seres con cierta indolencia, abusivos e indiferentes a lo que le sucede a nuestros semejantes.
Debemos alzar la voz en contra de la violencia en nuestra Alma Mater, así como en nuestro país, donde hace falta un movimiento de rescate de la dignidad y del orgullo de nuestro gentilicio y que tienda a establecer una situación de paz y concordia.
Es de suma importancia que se diseñen y apliquen programas de seguridad, pero que no queden solo en papel, sino que los resultados sean tangibles a corto, mediano y largo plazo. Que se redoblen los esfuerzos para la construcción de una cultura de paz. Todos debemos colaborar en el rescate de los valores y principios que rigen a las sociedades avanzadas, no dejarnos vencer por el oscurantismo y el miedo.
Por ultimo, es nuestro objetivo primordial en la Universidad educar a nuestros estudiantes, enseñarles no solamente ciencia y tecnología, sino ciudadanía, moral, respeto por la vida y el rechazo contundente a la violencia, sin importar de donde provenga.
En este sentido hemos decidido promover una Cultura de Paz, donde por medio de procesos educativos la comunidad universitaria asumirá, dentro de su quehacer cotidiano, un compromiso con el respeto a la vida, el rechazo a la violencia, la generosidad, el entendimiento, la preservación ambiental y la solidaridad.
Como actividad inicial de esta propuesta, invitamos a nuestra comunidad a visitar el repositorio Cultura de la Paz (http://culturadepaz-fm.wikispaces.com/), donde encontrará materiales y documentos básicos para conocer la estrategia y como implementarla.

Ante la situación de Conflicto en el Hospital Universitario de Caracas #UCV



La Representación Profesoral Epsilon ante el Consejo de Facultad de Medicina lamenta la situación de confrontación y zozobra causada entre los colegas médicos y residentes del Hospital Universitario de Caracas, por la aparición de unos panfletos con amenazas e incitando al odio y la violencia. Esta situación por demás injusta, agrede a un profesional que está dedicado a la atención de pacientes sin distingo de ningún tipo.
Por lo expuesto, hacemos un llamado a las autoridades del HUC, con la colaboración de este cuerpo, para que atienda de manera debida esta situación, evitando enfrentamientos y confrontación probablemente debida a la reciente contienda política.
Es necesario recordar que los profesionales universitarios que hacemos vida en los hospitales e instituciones de salud de todo el país, anteponemos el bienestar de nuestros pacientes a nuestras necesidades personales y pese a la situación de crisis hospitalaria presente, dedicamos nuestro mayor empeño para su atención y recuperación; por lo que no es justo que nuestro esfuerzo quede empañado por las situaciones debidas a la confrontación política de turno.

Primero nuestros pacientes, razón de ser de nuestro ejercicio.

La violencia causa 70 muertes semanales y cerca de 500 mensuales, convirtiéndose en la cuarta causa de muerte en Venezuela para el último Anuario de Mortalidad publicado en el año 2010.

sábado, 2 de marzo de 2013

Dolor de país, por qué la violencia como lenguaje


Estoy cansada de tanto odio, de tanta violencia,
de tanto deseo de muerte, de tanta irracionalidad,
de tanto dolor, de tanta destrucción.

El país, la ciudad, la universidad, lugares donde me muevo diariamente, son estructuras organizativas definidas por áreas geográficas delimitadas, regidas por entes gubernamentales de diferente jerarquía, y con leyes de convivencia y administrativas adecuadas a cada una de esas estructuras.  Para existir las tres requieren que un grupo humano haga vida en ellas.
Un grupo humano en su acepción más generalizada es un conglomerado de individuos plurales quienes, a pesar de las diferencias que puedan existir entre ellos, se mantienen relacionados y comunicados en pro de objetivos comunes. Están convencidos de que si trabajan juntos podrán alcanzar sus metas con mayor rapidez, que si lo intentaran individualmente.
Cada individuo perteneciente a ese grupo humano expresa violencia de forma instintiva.
La violencia puede definirse como el instinto que en los animales se dispara cuando se necesita cazar para comer y sobrevivir. En ellos esta conducta irremediablemente lleva a la muerte (matar o a morir). Los seres humanos compartimos este instinto con los animales, aunque en nosotros su objetivo principal esté caduco. El mismo está íntimamente arraigado en nuestra naturaleza y si no aprendemos a reconocerlo y controlarlo, actúa de forma desmedida y caótica, buscando objetivos alternativos a los originales para los que se desarrolló, pero que le permitan satisfacer su cualidad de instinto.  En términos generales, las formas de violencia que se expresan en  nuestras sociedades son desviaciones de esa función principal del instinto de violencia básico destructivo. 
Junto con el instinto de vida que está constantemente inventándose, creándose y recreándose, este instinto violento y cuya expresión máxima es la muerte, constituyen las dos caras de una misma moneda. Su mejor representación, El Eros y  El Tánatos. 
Ancestralmente éramos perseguidos por fieras para quienes constituíamos su base de alimentación. Este dilema ancestral ha desaparecido. Hoy en día, y en mayor o menor grado, vivimos en “paz social”. En esta “paz social” existen formas de violencia aceptadas por la sociedad, como los deportes extremos, y formas de violencia no reconocidas, como posibles de ser aceptadas, como los suicidios, los accidentes o las guerras declaradas o no. En muchos casos, estas últimas derivan de la intolerancia  y la no aceptación del otro como miembro del grupo humano al cual cada uno de nosotros pertenece.
Lo que es definitorio es que cualquier forma de  violencia es en sí misma, un acercamiento a la muerte, la máxima agresión a la vida. Cuando en un grupo humano se desborda el instinto de violencia, se crea un círculo vicioso que de no controlarse, implicará una escalada de violencia que de llegar hasta consecuencias extremas, eventualmente permitirá la resolución de la crisis de violencia generada por el desbordamiento, pero no necesariamente resolverá la problemática que causó el desbordamiento de violencia.
Cada día salgo a la calle en esta querida ciudad, cada vez que deambulo por los pasillos de nuestra Alma Mater, cada vez que me siento a revisar las líneas de los periódicos que me hablan de lo que ocurre en otros parajes de Venezuela, tiemblo de miedo. A la vez, siento urgencia de expresar cuan imprescindible es que cada uno de nosotros, quienes convivimos aquí,  nos veamos a los ojos y nos reconozcamos como lo que somos, VENEZOLANOS. Es indispensable hacerlo, es fundamental revertir ese círculo vicioso en el cual cada día estamos más  profundamente inmersos y transformarlo en un círculo virtuoso de reconocimiento mutuo. De no hacerlo, más temprano que tarde la escalada de violencia no tendrá retorno, será el jaque mate final, la violencia ganará la partida a toda forma de vida dentro de nuestro grupo humano.  
La consecuencia será aun más dolor del que sentimos en nuestro grupo humano, los venezolanos. Ya hoy en día no existe familia en Venezuela que no haya sido tocada por esa desagradable experiencia sensorial y emocional que es el dolor. Emoción que se produce por los actos de violencia cada día más frecuentes y que en años recientes se han transformado en un lugar común.
Entendamos ese dolor que hoy empaña cada hogar como una señal de alarma, pongamos atención a la situación que causa el dolor que sentimos, aceptemos nuestras diferencias, seamos compasivos e inclusivos con quienes nos rodean, depongamos nuestras actitudes  agresivas. Exijamos a nuestras autoridades cumplir las leyes y mandatos que nos rigen, de forma imparcial, para así administrar justicia y lograr nuestra convivencia y respeto mutuos.
Recordemos que para morir solo se necesita haber sido concebido, nacer, estar y mantenerse vivo. Es verdad que todas estas acciones también implican violencia. Pareciera entonces que los seres vivos, los humanos entre ellos, estamos constantemente inmersos en un juego donde los soplos de vida y de muerte juegan entre sí, hasta el final. No necesitamos acelerarla atizando el círculo vicioso de la violencia.
Es cierto que la violencia es una fuerza más poderosa que los instintos que fomentan la vida. Pero con más razón, es imprescindible entonces que eduquemos nuestro instinto violento para que nos obedezca y no que nos gobierne.
Reconstruyamos el grupo humano que hemos sido, donde el respeto y la aceptación constituyen valores irremplazables. Es nuestro deber, es nuestra tarea, de todos.

Alicia Ponte Sucre

NO A LOS MOTORIZADOS EN LA UCV


Para los peatones y los que nos desplazamos en automóviles (carros propios o por puestos) no es un secreto el terror al cual estamos sometidos en las principales vías y autopistas en en este país, ya no sólo en las metrópolis. Aunque de estos ciudadanos  se amparan en el  Artículo 87. de la constitución bolivariana de Venezuela la cual establece que "Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. " , la mayoría de ellos  violan entre otros el Artículo 43 y el 60 de la CRBV (El derecho a la vida es inviolable y Toda persona tiene derecho a la protección de su honor, respectivamente) al arrollar y/o asesinar a cualquier tipo de transeúnte, al ofender de manera verbal con lenguaje estocástico a quienes de manera correcta siguen los lineamientos establecidos en  las normas de reglamentación, prevención e información rigen al transporte y  transito terrestre en nuestro país. NO EXISTE HOY DIA VENEZOLANO QUE NO HALLA SUFRIDO LOS EMBATES DEL "MOTORIZADONISMO"; pero lo lamentable e impresionante es lo severo de la anergia, la atimia  y anodinia existente en la comunidad ucevista en la que pareciera que no existe capacidad de memoria pues son muchos los eventos que sucedieron y suceden a diario en el campus universitario: Asesinato en las inmediaciones del Decanato de Medicina y Transbordo, ultraje, robo y hurto en tierra de nadie y en las las instalaciones y cercanías de Ingeniería, FACES, FAU, IME,  Nutrición  Bioanálisis, Deportes, sin contar los agravios de los cuales son objetos los peatones y los chóferes (irrespeto a rayado de peatones, circulación por las aceras,  los Jardines, los pasillos y en sentido inverso en las vías internas con los consecuentes daños a la infraestructura de la UCV, amen de los que son objetos las personas, y vehículos que sirven de pillaje y extorsión por parte de los motorizados en armonía con funcionarios públicos de los organismos de seguridad.
NO PUEDO JUSTIFICAR EL HECHO DEL LIBRE ACCESO AL HOSPITAL UNIVERSITARIO DE CARACAS CON EL RIESGO DE MUERTE QUE REPRESENTA EL "MOTORIZADONISMO ó MOTOCICLISTONISMO ó como se debe decir" TANTO PARA LAS PERSONAS QUE HACEMOS VIDA EN LA INSTITUCION COMO PARA LA INSTITUCION MISMA a 13 años de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.  
Cuando se analiza la ponderación de la ley no se puede equilibrar el articulo 87 de la CRBV con la lista de artículos del COP en los cuales se estipulan hechos punibles (77, 80, 83-87: 100-102; 113, 120-124. 176, 271, 284,286-293, 295, 298, 358, 374, 382, 384-385, 394, 407,  411 -413, 415-422, 426-431, 444, 446, 453, 457,458,460-463, 475,476, 480, 485, 514,515, 538, 540-542 ) permitirían catalogar a "motorizadonismo" como un Delito quizás mayor al del terrorismo, y no es criminalizar sino es que los motorizados en su accionar lo han hecho en el devenir de los tiempos.
El llamado es a todos a unirnos a expresar nuestra vos de protesta por la forma como hacen vida dentro del campus universitaria los jinetes de los caballos de acero.
No esperemos a que ocurra un hecho fatídico con un doliente llámese hijo o compañero de trabajo (Obrero, administrativo, Docente, Autoridades).
La UCV es Nuestra Casa acá pasamos mas horas que en nuestro hogar
A quien competa debe tomar las cartas en el asunto

Saludos
Alberto José García González
Medico Cirujano, MSc. & Dr. Bioquímica
Profesor Instructor Escuela de Medicina Luis Razetti

domingo, 24 de febrero de 2013

LA MUERTE EN CASA. 19 de febrero 2013


En la mañana de hoy un ser humano fue muerto a balazos a escasos metros de la entrada principal del Decanato de la Facultad de Medicina UCV y muy cerca de las aulas donde enseñamos a miles de jóvenes a salvar y mejorar la calidad de vida de las personas. Donde trabajamos para que nadie muera por causas evitables. 

Le arrebataron la vida a una persona, a un lado de la sede del Ambulatorio, donde acuden a diario cientos de ciudadanos buscando vivir más y mejor, tratando de encontrar el apoyo de los profesionales de la salud y de los conocimientos científicos. La paz y el sosiego de la sabiduría, para sanar sus males.
Cuando una persona yace sobre el asfalto, víctima de la violencia criminal, en el ámbito de la Universidad Central de Venezuela, todo, hasta el mismo nombre de nuestra casa de estudios, es otra cosa.

Cuando asesinan a alguien frente a nuestras narices, a escasas horas de haberse anunciado la implementación de un programa de seguridad en la UCV, no podemos ni debemos permanecer indiferentes. Estamos obligados a estremecernos, a reaccionar, a ser contundentes y tener una conducta de repudio e indignación que evite la convivencia con la muerte por violencia asesina como algo normal.

Debemos modelar conductas y formar valores en nuestros estudiantes, que no se acostumbre la comunidad ucevista, ni el país, a esta fatal “normalidad”. Estamos obligados a hacerlo, a conmover la fibra humana de cada quien.

Debiéramos propiciar el diálogo y la reflexión colectiva sobre la gravedad de lo ocurrido. Marcar pauta y trazar la raya. Enfurecernos y rechazar la violencia y la muerte. Suspender la rutina y atender la emergencia vital de despertar la sensibilidad del colectivo ante un hecho tan grave, un drama contrario a todo lo que somos y hacemos.

Porque cuando como hoy, una persona asesinada yace en nuestro patio, entonces TODO, hasta una universidad, hasta un salón de clases, deja de ser una “casa que vence las sombras”, para convertirse en otra cosa. No nos acostumbremos.

Dr. Héctor Arrechedera
Ing. Sergio Antillano

jueves, 10 de enero de 2013

Adiós a Moros Ghersi



En estos tristes años para el país y, en especial para la universidad venezolana, Carlos Alberto fue un militante incesante contra aquellos que quieren cercenar su autonomía, su hidalguía y sus deseos de excelencia
FERNANDO RODRÍGUEZ

Tomado de http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=80745&tipo=AVA