En estos tristes años para el país y, en especial para la universidad venezolana, Carlos Alberto fue un militante incesante contra aquellos que quieren cercenar su autonomía, su hidalguía y sus deseos de excelencia
FERNANDO RODRÍGUEZ
Acaba de morir una de las figuras más ilustres de nuestra vida universitaria, Carlos Alberto Moros Ghersi, después de una larga enfermedad. Le entregó su vida a la ciencia y la universidad, la Universidad Central de Venezuela. Allí ocupó los más altos cargos, Decano de la Facultad de Medicina y Rector de la universidad.
Fue un destacadísmo médico internista formado en las universidades de los Andes y la UCV, estudios completados en importantes institutos londinenses. Formó parte de las más destacadas asociaciones internacionales de su especialidad, donde obtuvo los mayores reconocimientos. Por otra parte fue un investigador notable que volcó en numerosos trabajos especializados su labor, dirigió asociaciones e instituciones y fundó revistas.
Porque junto a su vocación científica siempre estuvo su pasión de organizador y promotor. Pertenece a esa generación de internistas, dicen sus colegas, de los cuales quedan pocos, que concebían su práctica médica en un sentido integral porque integral era su idea del paciente y confiaban más en su ojo y su enorme experiencia que en la tecnología y el especialista.
Por otra parte fue un luchador social. Le tocó ser senador de la República y allí fue uno de los redactores fundamentales de la Ley de Ciencia y Tecnología y de la Ley de Educación Superior, lo que hizo con la mayor pasión y destreza porque en ello se unificaban su pasión por la ciencia, la cátedra y la universidad. Fue igualmente director de la Comisión de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología de esa Cámara.
Esa vocación cívica lo acompañó siempre, hasta el final. En estos tristes años para el país y, en especial para la universidad venezolana, Carlos Alberto fue un militante incesante contra aquellos que quieren cercenar su autonomía, su hidalguía y sus deseos de excelencia. Pocas fueron las iniciativas de esa labor de resistencia ante la barbarie, si hubo alguna, que no contaran con la solidaridad militante del que fue su rector y su perpetuo servidor.
Todo el mundo recuerda la bonhomía del eminente galeno, su sencillez impar, su trato llano, su caballerosidad algo arcaica. Por eso, por expresar el mejor espíritu universitario junto a una bella humanidad, sus innúmeros amigos y colegas le rendimos homenaje y hacemos llegar a su familia nuestros sentimientos de tristeza compartida. Sus exequias tendrán lugar hoy en el Cementerio del Este, desde la 7 am, y será inhumado a la 1 pm.
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